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Beer & Chocolate paradise

Sunday, April 03, 2011

Teleporqueria. Gran Article.

¿Qué nos pasa?  
19 de octubre de 2008 La Vanguardia

"Dice una rigurosa encuesta que el 75% de los
españoles juzga de ”poca o ninguna calidad” la
tele que vemos.
Así, sólo al 25% de los telespectadores se nos
antoja de satisfactoria calidad lo que
nos echa la tele. El restante 75% de nosotros
lo vemos fatal, fatal…. El 75% de
nosotros consideramos que la tele nos emplata
una bazofia que no nos queda más remedio
que ver. Y que vemos. Somos unos desgraciados
–alguien tiene que decirlo-, porque lo
que vemos lo vemos contra nuestro gusto y
voluntad (¡Dios mío, dame fuerzas para no
ver esto…! ¡Oh, no puedo, no puedo…! ¿Será
que no hay Dios? ¿O será la televisión la
prueba última de que Dios nos ha dejado solos
ante nosotros mismos, si es que alguna
vez se preocupó de nosotros? Pero lo vemos.
Vemos la tele pese a que nos disgusta:
así somos de débiles de voluntad, así de
quebradiza, tornadiza y vulnerable la tenemos
. ¡Es que la tele va y te entra por los ojos,
la muy…! Por esto ese diabólico invento
de Gran Hermano lleva no tres, ni ocho, sino
¡diez ediciones!: porque lo vimos,
lo vemos y seguimos viéndolo. Y así todo. ¡Oh,
descarnada y despiadada democracia del
telemando -¿acaso hay otra?-, que tantos
programas fulminas y sólo algunos salvas!
Entonces, ¿qué nos pasa cuando nos preguntan
sobre la tele? Pues que queremos
proyectar una imagen de nosotros mejor que la
que de nosotros tenemos. Elegimos cada
mañana qué ropa ponernos para proyectar la
mejor imagen posible en la calle.
Y también al salir a la calle queremos
calzarnos una tele que nos mejore, como un
zapato bueno: al tropezar con el encuestador,
ansiamos mostrarle un atuendo
televisivo a nuestra altura, que colme
nuestras aspiraciones acerca de nosotros
mismos. Y hete aquí que la tele nunca será
lo bastante buena para ti (lógico: ¿cómo
va a ser la masa mayoritaria mejor que tu?).
Pero como la tele se ve en casa, en la
intimidad, sin escrutinio de vecinitos, amigos,
jefes o encuestadores, puedes
enfundarte esa cómoda camiseta vieja, raída y
agujereada, con la que tan a gusto
estás por casa y con la que ¡jamás! saldrías
a la calle: es la tele de estar por
casa, la tele que ves. Y si llama el
encuestador, te quitas la camiseta, te pones
la
bata de seda y le sueltas que la tele –buf- es
tan mala… Por si no me he explicado:
creyendo que la tele no nos merece, tenemos la
tele que merecemos. Excepto en tu
único, aislado y excepcional caso, lector: sólo
tú eres mejor que la tele que ves,
pero sólo tú y nadie más, ¿eh?".

Víctor-M. Amela